Ieri all'Istituto Cervantes di Milano nell'ambito delle conferenze dedicate alle "Parole contemporanee" ha avuto luogo l'incontro con lo scrittore Víctor del Árbol sul suo penultimo romanzo "La tristezza del Samurai". Fattitaliani ha intervistato l'autore catalano sul libro che uscirà a breve e che s'intitola Un millón de gotas (la scheda), ancora non tradotto in italiano, e che verrà presentato il 13 maggio a Madrid nella Librería Libreria Burma (Calle Ave María 18).
Cuál es la
primera fuente de inspiración de “Un millón de gotas”?
Soy de los que
encuentran las historias en alguna parte de este laberinto que
algunos llaman alma. Una pregunta me rondaba desde hacía años, una
pregunta que se asomaba a la superficie y luego se escondía:
¿quiénes eran mis padres antes de ser mis padres” ¿Qué personas
aspiraban a ser? ¿Qué sentían, en qué creían? ¿Cómo hubieran
sido sus vidas si yo no hubiese nacido? ¿Mi existencia cambió su
destino? Luego encontré a un antiguo exiliado en los campos de
concentración de Francia, un señor que había sido un destacado
militante comunista del PCE en la resistencia. Lo encontré
desengañado con las ideas, pero no con la vida. Le sumé mi pasión
por la Historia y por mi afán de “contador” y nació el proyecto
de esta novela.
¿Es fácil
pensar y figurarse el pasado doloroso de un personaje?
Todos los
personajes de mis novelas han existido o podrían haberlo hecho.
Escucho sus historias, sus testimonios, y luego me siento y cierro
los ojos. Imagino lo que no me han querido o podido contar, trato de
ser ellos, busco sus espacios, su psicología, su geografía. E
invento. A veces, solo a veces, la escritura es un proceso de
catarsis para el escritor. Un viaje hacia sí mismo.
¿Hay qué sentimientos en Gonzalo?

En primer lugar
quería transmitírmelo a mí mismo. La escritura es un proceso de
exploración íntimo; no hay admoniciones ni lecciones morales. No
pretendo verdades absolutas en las que no creo. Me interesa nuestro
viaje existencial a través del dolor, de la confusión de las
emociones. Me interesa el amor y su capacidad de hacernos o
destruirnos. Me interesa el hombre pequeño que es un héroe sin
saberlo. Aquel o aquella que deciden plantar cara al muro de lo
inevitable. Laura, la subinspectora que da inicio a la novela lo
explica muy bien: puede que ella sola no sea capaz de luchar contra
toda la maldad del Mundo. Pero alguien tiene que empezar, y luego
vendrán otros.
¿Cómo has
crecido como escritor?
Un millón de
gotas me ha enseñado a conocer mejor las claves de mi universo
narrativo, mi propia voz. Las cosas que me interesan: la soledad, la
ausencia del padre, la fe en la condición humana a pesar de tantas
derrotas. Poco a poco voy perfilando un modo de narrar que mezcla los
géneros sin miedo, me siento cómodo en este mestizaje sin
etiquetas. Sí, sin duda esta novela me ha hecho crecer como
escritor, a acercarme un poco más a esa idea de exploración
absoluta del lenguaje como forma de arte. Seguiremos en ese camino
y…¿quién sabe? Giovanni Zambito.
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